Hay un cierto tipo de amor devastador. Es esa clase de sentimiento que nace en los momentos más oscuros de la vida, cuando la muerte ronda las calles y llama como un habitual a la puerta de cada hogar y de cada refugio. Es ese tipo de sentimiento que se enreda en lo más profundo del alma, más allá de los huesos y la piel, que se adhiere tanto al corazón que es imposible deshacerse de él. Es un amor desesperado por la vida que parece negada a su alrededor, un amor que se aferra a la última esperanza de sobrevivir que parece quedar en el mundo. Es enfermizo y es insano, pero es imposible de evitar y cuando llega lo hace sin aviso pero con suficiente destrucción como para competir con la mismísima muerte. Es un amor que crea tanto como destruye, que arde en las llamas de los celos y del abrumador miedo a la pérdida; es un amor infantil y destructor, que como un niño, se ancla al cuello de su madre salvadora y es incapaz de vivir sin ese receptor de seguridad y cariño. Es tan malo como benigno, que nace en las cenizas de la muerte y se alza como un ángel vengador de esa vida tan resentida consigo misma. Es una emoción tan extrema como titánica y su principal cualidad reside en la lucha, en la prueba y en la fe. Es un amor que nace de la destrucción y el temor más arraigado del ser humano pero, en consonancia, insta al corazón a creer en los imposibles porque, en época de sufrimiento lo único que puede quedarle a un alma en pena es la fe, y la única fuente para alimentar esa fe es el amor brillante y destructor por una vida que se encuentra en constante peligro de desaparición.

2 comentarios:

  1. Díos que texto unos de los mejores que he leído en mi vida en serio como se puede ser tan perfect@.Pasate si quieres por el mío.http://angelaromeroribera.blogspot.com.es

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  2. Una entrada igual de devastadora que el amor del que nos hablas. Es un sentimiento tan negro y con tanta purpurina brillante a la vez. Es realmente doloroso sentir eso, porque te retuerce el alma y hace que tu corazón bombee envidia y celos, por todo tu cuerpo, quemándote entera. Es algo por lo que, creo, todos debemos pasar, sobre todo con el primer amor, ese que creemos que es para siempre, eterno, de cuento. Pero cuando nos damos cuenta de la realidad, creamos esto, por eso los primeros enamorados están tan lejos de la muerte, porque esta forma de amar, como dice, asusta hasta la parca.

    Una buenísima entrada
    (te sigo por aquí)

    crêpes
    rellenos de
    sonrisas crujientes.

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