Hay un tipo de locura peligrosa cada
vez más común hoy en día. Empezó a desarrollarse hará tres
décadas pero hasta ahora no nos pareció suficientemente relevante.
Supongo que eso demuestra nuestra tonta arrogancia o nuestra
inacabable y estúpida esperanza.
La clínica ha abierto incluso un ala
específica para estos pacientes y comienza a quedársenos pequeña.
Hace solo dos meses hubo un incremento exponencial de los pacientes
de ese tipo y comienzo a preocuparme. No entiendo cómo hemos podido
llegar a esto, a esta ansiedad, a esta desesperación por nuestras
propias vidas. Mis compañeros opinan que es la simplicidad de sus
existencias lo que les lleva a esta locura, como si fuera así de
fácil. Dicen que la imaginación ha hecho estragos a la mente humana
y que nuestra incapacidad de convertir el imposible en una realidad
ha estropeado una parte fundamental de nuestra cordura. ¿Es eso? ¿Es
el deseo lo que comienza a matar a tantos cientos? ¿A tantos miles?
Me cuesta estar de acuerdo con esa teoría porque la locura comienza
a extenderse por todo el mundo. La gente se encierra en sus lágrimas
y sus depresiones porque quieren más, porque sueñan con más,
porque la vida no es capaz de mostrarles los sueños que pueblan sus
noches.
Incluso los físicos han comenzado a
caer como moscas ante el pulverizador de la muerte. He visto ya diez
casos de hombres y mujeres que trabajan hasta sus límites mentales
para encontrar ese más. Lanzan artículos sobre mundos paralelos,
sobre portales entre dimensiones, sobre líneas temporales que pueden
truncarse. Hablan de que existe la posibilidad de lo que no tenemos
aquí viva en otro mundo.
No logro ver el final de este largo
camino, no sé cómo vamos a curar una sociedad que se está
consumiendo a sí misma. ¿Será cierto lo que oigo en los pasillos
de la clínica? ¿Será verdad que esta vida en este mundo no tiene
nada a ofrecer más que decepciones y desilusión? ¿Comienzo a
perder yo también la cabeza o es mi fe la que empieza a parpadear?
La locura del imaginario colectivo
está haciendo estragos en mí y no sé cómo recuperarme.
¿Está loco el que sueña con una realidad paralela? ¿El que extiende sus alas y se deja llevar por su imaginación? Seguro que este mundo tiene mucho más que ofrecer que decepción y desilusión; lo que hay que cambiar es la perspectiva de los ojos que lo ve. :)
ResponderEliminarUn beso.