¿Crees en el destino? ¿En que todo está predeterminado? Dime, Moon, cuando te cruzas con alguien por la calle, cuando miras a un desconocido a los ojos y por ese segundo de más que te dedica le salvas la vida, ¿eso es casualidad o es dios que teje así los hilos de la vida? ¿Y el corazón, Moon, qué hay de él? ¿Qué pasa cuando se te encoge de emoción ante la visión de un lugar que conoces por primera vez, pero que sientes que ha vivido resguardado en tu alma desde hace milenios? ¿Eso significa amor, Moon, significa tener alma, significa que viviste allí una vez, en otra vida? ¿Qué pasa cuando miras al cielo, a la noche, y se te queda la mirada clavada en la Luna? ¿Es obsesión eso que sientes, Moon, cuando, a pesar de querer mirar para otro lado, lo único que puedes ver es su forma esférica perfecta, su luz de sol nocturno? A veces crees en el destino, ¿verdad, cariño? Miras la Luna y escuchas tu nombre y piensas: por qué no, al fin y al cabo mi amor por ella viene de mi interior, del fondo de mi alma. ¿Tu alma ama a la Luna, Moon, la desea? ¿O es quizás el deseo de que la Luna te brinde un poco de luz a tu noche eterna lo que te hace amarla tanto? El deseo escondido de que la noche es mágica y de que, quizás, por la conexión que tu corazón siente con la Luna, tú lo seas también. ¿Crees en el destino, Moon, porque sueñas con que éste te regale la diversidad, que te haga sobresalir por encima del resto? ¿Eres codiciosa, pues? ¿Necesitas vivir para ser más que los demás? Pero, Moon, cuando miras a la Luna y desprecias la ciudad por apagar su actuación en solitario… ¿no te das cuenta de que te mientes a ti misma? De que sueñas que la ciudad se apague y la Luna brille y que las estrellas caigan porque así es como tú quieres que sea tu vida. Quieres ser la Luna sol que guía a la humanidad, quieres ser única en un mundo plagado de iguales. Quieres destacar, por eso sueñas con el destino y la magia, por eso te empeñas en que las casualidades son meras ilusiones y crees que, al final del día, quizás mirarás a la Luna y ella te dirá: así es, Moon, eres la elegida, eres mi elegida en esa Tierra de vástagos para que destaques por encima de todos ellos. Pero el destino no existe, Moon, y tú, a pesar de todos tus deseos, jamás podrás ser hija de la Luna.